Nacho
Tengo una imagen de la primera vez que te vi. Sé que es inventada porque ese primer día de clases yo llegué dos horas tarde y no puedo haberte conocido en el aula, pero igual te recuerdo (te invento) a los trece años, entrando por la puerta de madera con el pelo corto de rulos incipientes y una remera negra. Te imagino los ojos grandes y las pestañas largas y una mochila también negra con el dibujo de Los Piojos. Te imagino el paso inseguro de ese primer día. Te veo así todavía hoy.
El siguiente recuerdo que tengo es cuando lloraste en un examen oral. No sé si ahí ya viajábamos juntxs o si eso empezó después, pero ese día te quise como sólo se puede querer a alguien que se muestra vulnerable, que es algo así como decir alguien que se deja ver.
En estos dieciocho años te celé dos veces y me enojé otras tantas más, pero en esas idas y vueltas creamos un vínculo de los que aspiran a la incondicionalidad: al final, siempre nos elegimos; y por esa lógica que se fundó en nuestros primeros tiempos, hoy sos la única persona a la que no le discuto ciertas cosas para no pelear, que es algo así como decir que a vos te ofrezco mi versión más tolerante.
Feliz cumple, Nachito. Felices 32. A veces encontrarnos se siente como mirar una de esas fotos viejas que causan nostalgia y ternura a la vez. Otras, como volver por un ratito a los claustros del colegio, con las incertidumbres y el hambre de vivir de los trece años, pero siempre cerquita de vos.
Te quiero para siempre 💟